inaguro este rincón...
orillero...

de este lado ya había
mates llenos de risa,
mucho ruido,
y muchas nueces,
luces brillos jazz y tango,
montones de preguntas sin contestar,
un dolor silencioso e innombrable,
las palabras mas sensatas
en boca de quien prefirió decir dibujando,
y una vedette con preocupaciones geopolíticas...

traigo de allá,
un poco de carnaval en la mochila,
la nostalgia que pesqué en el río,
unos cuantos abrazos,
algo de magia que pasó de contrabando,
ladridos del tafa,
piedritas de lagos y mares en los zapatos,
el sonido de los tambores,
y un poco de maquillaje que me dejó un murguista al bajar del tablado

vamos a ver qué sale...
quien sabe...





...

El bote está invadido de brujas:
la que vino para llorar, pero se ríe,
otra que no sabe a qué vino, y llora,
una que anda por el mundo reparando almas.

Yo sigo remando en el bote
acompañada de tantas soledades,
con dos orillas enfrentadas
como destino.

Cada vez más cerca de ambas.
Ya se.
Parece imposible.
Es solo que nunca me llevé muy bien
con esto de la navegación

1 comentario:

Red Delicious dijo...

Y si... y al acercarnos mas a una de las dos orillas, inevitablemente sentimos la distancia de la otra. Yo ya no pertenezco a un lugar, sino que partes de lugares existen en mi, y me dan pertenencia.