inaguro este rincón...
orillero...

de este lado ya había
mates llenos de risa,
mucho ruido,
y muchas nueces,
luces brillos jazz y tango,
montones de preguntas sin contestar,
un dolor silencioso e innombrable,
las palabras mas sensatas
en boca de quien prefirió decir dibujando,
y una vedette con preocupaciones geopolíticas...

traigo de allá,
un poco de carnaval en la mochila,
la nostalgia que pesqué en el río,
unos cuantos abrazos,
algo de magia que pasó de contrabando,
ladridos del tafa,
piedritas de lagos y mares en los zapatos,
el sonido de los tambores,
y un poco de maquillaje que me dejó un murguista al bajar del tablado

vamos a ver qué sale...
quien sabe...





Carta de amor desde un edificio en llamas

Carta de amor desde un edificio en llamas

Ojalá el fuego no se lleve estas palabras.
Hace segundos acepté que probablemente no vuelva a verte y descubrí aterrada la cantidad de cosas que tenía para decirte.
No lo sabía. Te juro que no sabía que guardaba silencio.

Solo cuando el humo tapó casi por completo lo que veían mis ojos, pude divisar que hacía tiempo había dejado de cuidar el pequeño mundito que hace años habíamos empezado a construir.
La maldita excusa del trabajo. Del progreso. El sacrificio para estar mejor.
Y ahora acá, encerrada en esta oficina de mierda, me importan un carajo las vacaciones en Venecia, la pileta de la casa de Pilar, y el lavavajillas.
Ahora devolvería cada uno de esos inútiles objetos y pediría a cambio una noche.
Una noche silenciosa, que me permita volver a oír las incomprensibles palabras que se te escapan entre sueños. Una noche para quejarme de cómo me destapás. Una noche para que me abraces dormido con esa decisión que jamás tenés cuando estás despierto.
Una noche...

No hay comentarios: